*Diseño: una vieja conocida con un mayor tamaño.*
A nivel de diseño no hay demasiados cambios en esta Smart Band 7. Seguimos teniendo una pulsera compuesta por una correa y una pastilla,
siendo esta última el dispositivo en sí. Respecto a la generación anterior, estamos ante un dispositivo que pesa apenas 0,5 gramos más, y que no se nota mucho más grande.
El material empleado sigue siendo un plástico gomoso que sienta bastante bien en la muñeca.
Al igual que en la Mi Band 6, la pastilla se puede extraer para cambiar la correa. Al ser modelos con ligeras diferencias en tamaño, las correas de la Band 6 no son compatibles
con la Mi Band 7. Con este diseño prácticamente idéntico al del año pasado, tampoco es necesario sacar la pastilla de la correa para cargar el dispositivo,
ya que tiene un acople magnético en la parte inferior para este propósito.
No es una pulsera premium, ni pretende serlo. Llevarla en la mano es muy cómodo, a los pocos minutos nos olvidamos de que la llevamos puesta,
y el sistema de cierre (el mismo de la generación anterior) es sencillo y efectivo. Podemos ajustarla para cualquier tipo de muñeca, y recomendamos que quede bastante
ajustada si queremos maximizar la precisión en la medición de valores de salud.
Si miramos la pastilla por detrás, encontramos los sensores del dispositivo y los mencionados pines magnéticos. No hay mucho más.
La Mi Band 7 no tiene altavoz, botones de ningún tipo ni micrófonos. Sigue siendo un dispositivo simple por dentro y simple por fuera.
*Pantalla: más grande, más brillante*
El panel es una de las principales mejoras en esta Xiaomi Smart Band 7. Pasamos de las 1,56 a las 1,62 pulgadas, con un ligero salto en resolución que lleva a este panel OLED hasta los 192 x 490 píxeles
(frente a 152 x 486 píxeles en la generación anterior). El brillo pasa de los 450 a los 500 nits, un salto prácticamente imperceptible, pero que siempre es de agradecer.
Una de las novedades en esta generación es que la pantalla cuenta con Always On Display. Este se activa a los pocos segundos y funciona bastante bien, basta con mover ligeramente la pulsera para que
se active la esfera de nuevo. El consumo energético se disparará con este modo activo, algo que debemos tener en cuenta. Durante nuestra prueba lo hemos llevado desactivado.
Al igual que en la generación pasada, la pantalla es estupenda. Es muy nítida, se ve perfectamente bajo condiciones de luz solar bastante agresiva.
La única pega que arrastra es que no tiene brillo automático, por lo que hemos optado por dejarla tal y como viene por defecto: sobre la mitad del brillo máximo. En interiores deslumbra un poco y
será necesario bajar de forma manual el brillo, procedimiento algo tedioso (hay que abrir los ajustes, ir a pantalla, brillo y ya bajarlo).
Como es característico en las Smart Band de Xiaomi, podemos personalizar la esfera desde la propia aplicación de Mi Fitness. Además, hay una buena cantidad de apps en Play Store para personalizar del dispositivo.
A más elementos tenga la esfera, mayor consumo energético. En nuestro caso, hemos optado por una de las esferas por defecto de la Smart Band 7 que, además, casan bastante con el negro puro de las pantallas AMOLED.
*Batería: una semana de uso intenso*
Xiaomi nos habla de 9 días de uso intensivo en este dispositivo, hasta 14 en el caso de uso ligero. En nuestro caso, hemos llevado activo todo menos el Always On Display: medición de ritmo cardíaco, estrés, oxígeno en sangre, sueño, etc.
Hemos entrenado con ella casi todos los días durante dos horas, y ha recibido una buena cantidad de notificaciones a lo largo del día.
Con este uso hemos logrado seis días de autonomía, lo cual es suficiente para un uso tan intenso. Si desactivamos alguna que otra función, podemos llegar a la semana completa de uso sin menor problema.
La carga demora algo menos de dos horas, por lo que basta un rato de carga para disfrutarla durante días.